
Toda la casa olía a gloria,es decir,a tortilla de patata.
-Mama,¿qué haces?...,preguntaba Astún.
-Una tortilla para la tata.
-¿A dónde va?
-A Monlora ...
-Yo también quiero ir...
-Voy con las mayores,contestaba la hermana.
-Yo también soy mayor...
-Aún eres pequeña...,decía la peduga.
-Tú calla,peduga.
Astún lloraba y pataleaba,pero no le sirvió de nada.
A las dos se juntaron todas en la fuente vieja.
¿Qué llevas para merendar?,se preguntaban unas a otras.
-Yo...tortilla.
-Yo...lomo.
-Yo...jamón.
La tarde estaba fresca,a pesar de que lucía el sol,así que iban bien abrigadas,y con sus pañoletas en la cabeza para el aire,que,por la cantera suele soplar fuerte.
Al frente de las mayores,que iban abriendo paso,fueron llegando todas a la explanada.
Visitaron a la virgen y rezaron el rosario.Después jugaron un rato a perderse por el caserón,a encorrerse y pillarse por aquellos pasillos tan misteriosos.
Antes de regresar,se colocaron todas debajo de la carrasca y les hicieron una foto.Bien colocaditas,alguna,más presumidilla,se levantaba un poco la falda con la mano.
Lo pasaron bien,porque volvieron a casa muy contentas.
A Astún le duró el enfado bastantes días.
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