NOCHE DE REYES

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Acababa de llegar de los desiertos africanos...,y apenas pisé las calles de aquel pueblo medio dormido,empezó a oírse un murmullo de voces...¡el rey!...¡el rey!...,todos los niños del pueblo se asomaban tímidamente a la ventana...,era la noche de reyes y tenían la esperanza de que algo mágico iba a ocurrir.

Y ahí estaba yo...,nos habíamos repartido el trabajo con los otros compañeros y me había tocado esta zona,así que me dispuse a realizar mi trabajo, visitando a alguno de los niños que nos habían escrito la carta.

-Pase pase,rey Baltasar...,se tomará algo calentito.

-Se lo agradezco,señora,porque por estas tierras hace mucho frío.

-Sí...,los inviernos son heladores.

-¿Dónde están los niños?

-Ya están durmiendo...

-Bueno...les dejaré los juguetes aquí,al lado del hogar.

En realidad estaban escondidos detrás de la mesa,muertos de miedo.

-Buenas noches señor rey.

-Qué niños más guapos tiene...,¿cómo se portan?

-El mayor bien...,es estudioso y obediente,pero la pequeña me hace rabiar un poco...,ahora no se quería comer las sopas...

-Sí que quiero...

-Ahora se las comerá todas...y después...después...¿qué pasará después?

-Los juguetes...

-Eso es...los juguetes.

-Justo llega a la hora de cenar,siéntese.

-Muy amables...huy,cuánto niño hay por aquí.

-Tenemos cuatro,tres chicos y esta chica tan guapa...;

todos los pequeños estaban algo atemorizados por mi presencia...,bueno todos no...,el más chiquitín me miraba atentamente,sobre todo mis pies,hasta que de pronto exclamó con su media lengua:"los zapatos...,los zapatos...de la tata".

Todos nos quedamos mirando y pensando..."lo que se le escape a un crío..."

Por cierto,el niño se llamaba...,Carlitos; hoy...Carlos.