-No me lo puedo creer...,le decía a Astún una compañera del instituto ,¿que todavía no has visto el mar?
-No,contestaba Astún con un poco de vergüenza.
-Pues ya es hora...,decían otras.
-Este verano iré...,ya os mandaré una postal.
Ese verano Astún tuvo que dar unas clases particulares y no pudo ir de vacaciones,así que se le ocurrió un truco para hacer callar a sus compañeras.Tenía unas primas trabajando en Barcelona que iban con los señores de vacaciones a Camprodón y a La Bisbal,les mandó unas tarjetas de esos pueblos escritas y con las direcciones de esas compañeras para que las mandaran desde allí...,así consiguió engañarlas.
Al verano siguiente,aprovechando que sus hermanas trabajaban en la Ciudad Sindical de Tarragona,pudo ir a pasar unos días allí con ellas.
¡Ohhhh,qué bonito!,exclamó al ver el mar.Todos las mañanas,pasando por un bonito puente,iba a bañarse a la Playa Larga y daba largos paseos a orillas del mar,llegando hasta las rocas,desde donde se divisaba un panorama impresionante.
La Ciudad Sindical era un lugar precioso,rodeado de bosques y con flores por todas partes,además se comía muy bien y de postre siempre había plátanos en abundancia,que es la fruta que más le gusta a Astún.
Y lo más importante...ya no volvieron a reírse de ella aquellas compañeras pijas.